En los últimos días hemos visto aparecer en las noticias imágenes de acampadas de protesta y disturbios en diversos campus muy conocidos de los Estados Unidos. A pesar de que los acontecimientos están en curso y por tanto no tenemos la certeza de lo que ocurrirá en el futuro, vamos a tratar de aclarar cuál es la situación en estos momentos. Ante todo queremos dejar claro que en este artículo no vamos a entrar a discutir si las motivaciones de unos u otros están más o menos justificadas. Simplemente vamos a tratar de arrojar algo de luz a los disturbios que vemos en los medios de coumunicación en algunos campus muy conocidos estos días.
¿Hay protestas en todas las Universidades?
La respuesta por el momento es NO, a pesar de que las redes sociales y los medios de comunicación sirvan de correa de transmisión para que el conflicto se propague. Hasta hoy las protestas significativas se han focalizado sobre todo en las universidades más prestigiosas y conocidas, como por ejemplo algunas Ivy League, UCLA, Columbia, NYU, etc. Es decir, en los campus cuyo foco mediático es mayor (y no es por casualidad). Pero por el momento la inmensa mayoría de universidades, o bien no tienen este problema en absoluto o bien están manteniendo inteligentes conversaciones y llegando a acuerdos con los estudiantes movilizados. Hasta el momento, en la mayoría de instituciones donde hay movilizaciones éstas son muy minoritarias. Y en la mayoría de casos, los órganos directivos de las universidades están negociando fructíferamente y consiguiendo que el derecho a la libre expresión de esas minorías sea compatible con el orden y las políticas del normal funcionamiento de sus campus.
Acampadas en los campus
Las universidades, y no solo las norteamericanas, han sido históricamente lugares donde se han producido movilizaciones y protestas políticas y sociales promovidas por sus estudiantes. Son tradicionalmente templos donde la libertad de expresión está garantizada por la propia Universidad, y donde los activismos, debates y reivindicaciones de todo tipo se producen con cierta frecuencia y naturalidad entre una juventud idealista y a la vez intelectualmente formada. Por tanto, en el entorno universitario, donde la cultura y la inteligencia es mayor ente sus integrantes, la tolerancia y el diálogo suelen ganar la partida a los enfrentamientos violentos, pasionales y poco reflexionados. Nada que ver con los altercados callejeros en los suburbios de cualquier gran ciudad, donde la marginalidad social y económica impera sobre la formación intelectual.
Alborotadores externos infiltrados
En estos días, diversos medios de comunicación están denunciando incidentes radicales y violentos en favor de la causa palestina y judía que se están produciendo en algunos campus. Muchos de ellos están siendo promovidos y provocados por individuos ajenos a la universidad infiltrados como falsos estudiantes. Así pues, estamos viendo imágenes de jóvenes con la cara tapada que se enfrentan violentamente a las fuerzas del orden además de incumplir las políticas y normativas universitarias. Esos provocadores infiltrados en los campus más famosos del país tienen poco que perder y mucha visibilidad que ganar en redes sociales y medios de comunicación. Precisamente por eso eligen los campus donde el foco mediático es mayor. Y lamentablemente se aprovechan de múltiples verdaderos estudiantes que ingenuamente se dejan arrastrar por sus actiutudes.
La ingenuidad de esos auténticos estudiantes y sus malas decisiones, fruto de su juventud e idealismo inexperto, les va a llevar a ser víctimas por ejemplo de expulsiones de la universidad o detenciones que mancharán sus antecedentes penales para siempre. Y ello les marcará de por vida, y les impedirá acceder a muchos puestos de trabajo una vez se graduen en esa u otra universidad. Una pena que, como a menudo sucede, por culpa de unos pocos agitadores que tienen poco o nada que perder, paguen justos por pecadores, puesto que la policía no puede distinguir entre provocadores infiltrados y activistas universitarios con pañuelos palestinos en su cabeza.
Antisemitismo e islamofobia
Hoy en día, en las aulas de las universidades más prestigiosas de los EE.UU., es habitual ver en una misma clase, bien sea de filosofía, artes escénicas o de propulsión aerospacial, a alumnos de todas las razas y religiones, luciendo kipá, dastar, hiyab, con o sin tatuajes, perforaciones o dilataciones, etc. En definitiva, las universidades top son desde hace décadas auténticos oasis de diversidad, inteligencia, cultura, creatividad, investigación, diálogo y tolerancia. Pero pareciera que las protestas de estas últimas semanas tengan como finalidad principal romper la convivencia entre esas diferencias religiosas. Estamos llegando a un punto en que las comunidades judías de estudiantes están siendo señaladas y amenazadas por algunos miembros de esas acampadas, probablemente agitadores externos a la universidad. Y posiblemente se produzcan también acosos a la inversa, puesto que una cosa lleva a la otra. El antisemitismo y la islamofobia, que estaban ya desterrados de los campus universitarios más prestigioso, podrían volver a las aulas si los agitadores externos consiguen contagiar sus protestas violentas a más y más campuses antes de que las fuerzas del orden sean capaces de restablecerlo.
Respuesta de las Universidades
Si un comunicado o frase resume a la perfección la política y la postura de las principales universidades respecto a las protestas en curso esa es la del Presidente de la University of Florida Ben Sasse:
“At the University of Florida, we have repeatedly, patiently explained two things to protesters: We will always defend your rights to free speech and free assembly—but if you cross the line on clearly prohibited activities, you will be thrown off campus and suspended. In Gainesville, that means a three-year prohibition from campus. That’s serious. We said it. We meant it. We enforced it. We wish we didn’t have to, but the students weighed the costs, made their decisions, and will own the consequences as adults. We’re a university, not a daycare. We don’t coddle emotions, we wrestle with ideas.“
Traducción: En la Universidad de Florida, hemos explicado repetidamente y pacientemente dos cosas a los manifestantes: Siempre defenderemos vuestros derechos a la libertad de expresión y de reunión, pero si cruzáis la línea en actividades claramente prohibidas, seréis expulsado del campus y suspendidos. En Gainesville, eso significa una prohibición de tres años del campus. Eso es serio. Lo dijimos. Lo decíamos en serio. Lo hicimos cumplir. Desearíamos no tener que hacerlo, pero los estudiantes sopesaron los costos, tomaron sus decisiones y asumirán las consecuencias como adultos. Somos una universidad, no una guardería. No mimamos las emociones, desafiamos las ideas.
Podéis leer más de su análisis de la situación en este artículo de opinión del WSJ.
Fin de las protestas
Veremos cómo evolucionan los acontecimientos. Por el momento las protestas están siendo controladas mediante múltiples detenciones y desalojos de lugares público y privados previamente ocupados ilegalmente por los protestantes, pero hasta el momento sin tener que lamentar heridos graves. Parece que el ordenado funcionamiento de las universidades se va restableciendo con el levantamiento policial de las acampadas y las negociaciones con los organismos directivos. Seguramente las fechas en las que estamos ayudarán a la normalización de la situación puesto que estamos a las puertas ya del final del Fall term, el inicio de las correspondientes ceremonias de graduación y del periodo de verano. Por tanto, el tiempo va a favor de la normalización porque que en el Summer term las universidades bajan sustancialmente su ritmo lectivo, su población de studiantes y las actividades universitarias.