Unas notas perfectas no son suficientes para acceder a las Ivy League

¿Notas perfectas? ¡Enhorabuena! Aunque puede no ser suficiente si quieres entrar en Harvard o cualquier otra universidad TOP.

Queridos padres y madres españoles, entusiastas de las matrículas de honor, hoy vamos a hablar de un tema muy controvertido (y desesperante): el gran abismo que separa las notas perfectas de vuestros hijos en sus colegios españoles y las expectativas de admisión de las universidades top de Estados Unidos. Porque, oh sorpresa, ser un alumno de 10 en España no significa necesariamente estar al nivel de los estudiantes más brillantes de todo el mundo que se pelean por un puesto en Harvard, MIT, Stanford, Princeton o Yale.

A ver, no nos malinterpretéis. Es fantástico que vuestr@ hij@ haya conseguido sobresalientes en todas las asignaturas, año tras año. De hecho, es un gran logro en España, al alcance de pocos alumnos españoles. Pero, lamentablemente, además de no garantizar un buen futuro en España, cuando se trata de competir en el escenario global, ese expediente académico tan impecable de pronto se ve… un poco menos impresionante. Sobre todo cuando las principales universidades estadounidenses empiezan a sacar su lupa para analizar de cerca los SAT, los ensayos personales, las actividades extracurriculares, el liderazgo y la capacidad de pensamiento crítico de los candidatos. En definitiva, cuando aspiramos a competir con aplicaciones perfectas de alumnos perfectos de todo el mundo.

El SAT, ese gran desconocido (y temido) examen que la auténtica “prueba del algodón”.

Vayamos al tema de los exámenes. Aquí es donde empieza la verdadera decepción. Los estudiantes españoles suelen tener un primer encontronazo con el SAT, el examen que tanto valoran las universidades americanas (y cada vez más, después de la pandemia). Y no se lo toman bien. Porque, ¿cómo es posible que un alumno de 10 no tenga el nivel para ser admitido en Princeton? ¡Si ha sido siempre el mejor de su clase, qué digo de su clase, el mejor de su colegio! Pero claro, el SAT, que no mide tanto la memorización de datos como la agilidad mental y la capacidad de análisis en matemáticas y lectura crítica, es solo la punta del iceberg de lo que requieren las universidades de tan altísimo nivel.

A los estudiantes españoles, acostumbrados a un sistema educativo donde se premia la memorización y la repetición, el SAT y su apremiante cronómetro les pilla con el pie cambiado. La primera vez que se enfrentan a preguntas donde tienen que analizar un texto en inglés enrevesado sin que esa sea su lengua materna, o a problemas de álgebra que requieren soluciones creativas muy rápidas y ágiles, suelen pinchar más de lo esperado. Y es que el SAT, como sabrán los estudiantes de países con sistemas más orientados a la preparación de aplicaciones muy competitivas, requiere una formación profesionalizada específica. Es decir, no basta con tener un buen de inglés y ser bueno en mates, hay que entrenar el formato y los timings una y otra vez bajo la supervisión y consejos de un tutor especializado. Pero claro, aquí, como somos muy listos y creemos que las matrículas de honor lo son todo, a veces nos damos cuenta tarde y ya no estamos a tiempo de presentarnos más veces al examen oficial (las convocatorias son limitadas) y preparar todo lo necesario a tiempo, comenzando por el itinerario académico, asignaturas a elegir y refuerzos extraescolares en los cursos previos.

El expediente académico, ese “pequeño” malentendido.

Además, todos sabemos que hay colegios donde obtener un 8 o un 9 solo está al alcance de estudiantes que son auténticos genios, y en cambio hay otros centros muy conocidos y a priori prestigiosos (públicos y privados), donde regalan un 10 con pasmosa facilidad a alumnos que no lo merecen. Como es lógico, los Comités de Admisiones de las universidades Top de USA ni saben ni pretenden distinguir los diferentes niveles de dificultad y credibilidad de los centros educativos extranjeros, tampoco los españoles. Por tanto, valoran más aquellos bachilleratos con evaluaciones externas y objetivas, como por ejemplo el Bachillerato Internacional o el sistema británico.

Y luego está el tema de la famosa “Mención o Matrícula de Honor” que tantos alumnos llevan con orgullo. En España, ser el primero de la clase es un mérito en sí mismo, por supuesto. Sin embargo, en el competitivo mundo de las admisiones universitarias en Estados Unidos, ser el mejor de tu colegio no dice tanto si no se evalúa externamente o no se pertenece a un High School muy competitivo. Es cierto que el Bachillerato español tiene cierto prestigio sobre otros de diversos países, pero no tanto como el IB, por ejemplo. Para las universidades Ivy League, la calidad y credibilidad de la escuela de procedencia cuenta y mucho. Y, aunque en casa creamos que nuestro colegio o sistema español es el mejor del mundo, es poco relevante desde la perspectiva de los Comités de Admisión de las universidades TOP.

Además, todos los estudiantes/genios de otros países no solo tienen notas perfectas, sino que también han liderado clubs de debate, han desarrollado proyectos de investigación, han sido campeones de matemáticas a nivel nacional, etc, etc, etc… Vamos, que cuando las universidades revisan los expedientes, no solo buscan buenas notas, sino un perfil de alumno verdaderamente “extraordinario”.

¿Existen opciones para los alumnos de España? ¡Claro que sí!

Sería falso decir que en España no hay jóvenes que están a la altura de los mejores del mundo. Cada año, en UniversidadesUSA.es conseguimos colocar a varios de estos talentos en universidades de la Ivy League y demás instituciones TOP de Estados Unidos. Pero para ello deben alinearse un buen número de astros, y es necesario completar un perfil complejo, completo y competitivo. Solo los alumnos que, además de ser brillantes, han sabido preparar cada detalle de su solicitud con tiempo, dedicación y de la imprescindible mano de los mejores profesionales, podrán conseguirlo. El resto de alumnos brillantes se quedarán a medio camino y se deberán conformar con universidades de nivel medio, pero lejos de las TOP. Dicho de otra manera, las cunetas de las universidades TOP están repletas de alumnos superdotados que no buscaron la ayuda profesional necesaria para ser admitidos.

Aquí está el quid de la cuestión: sin el tiempo suficiente para la preparación necesaria de todos los detalles, y sobre todo sin la guía y la mano de consultores especializados en aplicaciones a universidades TOP, incluso los estudiantes más brillantes de España fracasarán en sus intentos de conseguir las mejores admisiones. Porque, insistimos, ser listo y sacar buenas notas no basta en absoluto. La competencia internacional es tremenda, implacable y feroz. Cada año que pasa vemos como la competencia de alumnos de todo el mundo (chinos, coreanos, indúes, etc.) se incrementa hasta niveles impensables hace tan solo una década. Hay infinidad de detalles que los estudiantes españoles deben cuidar meticulosamente. Y deben hacerlo de la mano de verdaderos expertos en universidades TOP y Ivy League si quieren competir con los mejores estudiantes del planeta y tener probabilidades reales de éxito.

El arte de los detalles (y la ayuda que necesitas).

Sí, padres y madres, hablamos de todos esos aspectos que van más allá de los exámenes y las notas. Actividades extracurriculares académicas y deportivas, redacciones personales que no solo impresionen sino que emocionen, cartas de recomendación estratégicas, iniciativas de liderazgo, proyectos de voluntariado, preparaciones de entrevistas, selección de la estrategia de aplicación más adecuada… y un larguísimo etcétera que forma parte del intrincado juego de las probabilidades de admisión. Porque una cosa es tener un expediente académico perfecto y otra muy distinta es saber presentar el conjunto del perfil de la forma adecuada para que destaque entre decenas de miles de solicitudes, todas ellas excepcionalmente brillantes.

Algunos comparan este camino con presentarse a unas elecciones presidenciales: Para conseguir finalmente ser elegido Presidente de los EE.UU. es necesario un gran esfuerzo personal y económico, ser carismático, tener los mejores argumentos y méritos, saber venderlos de la mejor manera, y recorrer con éxito y sin errores un largo camino. Y todo ello, por supuesto, es imposible sin rodearse de los mejores expertos que os lleven de la mano en todo momento.

Por eso, la ayuda de un consultor personal especializado, por costoso que parezca, no es un lujo sino una necesidad, si de verdad se aspira a una universidad TOP o Ivy League. Incluso el estudiante español más brillante, sin el asesoramiento correcto, se perderá en ese largo laberinto de detalles determinantes. Y es que hay que tener en cuenta que el dominio del inglés, las matemáticas, y la capacidad para expresar ideas de forma persuasiva son solo la punta del iceberg. Lo que está debajo es un trabajo ingente, arduo, constante, estratégico y a largo plazo.

Conclusión: el talento, el esfuerzo y la preparación profesional son clave.

Así que, queridos padres y madres, la próxima vez que alguien os diga que vuestro hijo con notas de 10 y Matrículas de Honor “seguro que entra en Harvard o en Stanford”, sed conscientes de que la realidad es mucho más compleja, intrincada y exigente. La capacidad intelectual y académica es una base necesaria, pero en absoluto suficiente. Si de verdad estáis decididos a que vuestr@ hij@ llegue allí, empezad a prepararl@ para competir en la liga mundial y rodeaos de expertos que os guíen profesional y permanentemente a lo largo de ese largo proceso. Y hacedlo con mucha antelación, a ser posible antes de finalizar el 4 de ESO o equivalente (más tarde también se puede empezar, pero se tendrá menos tiempo y margen de maniobra para planificar adecuadamente todos los detalles del CV y exámenes oficiales).

El camino es duro. Y quien os diga que con notas de 10 será fácil acceder a Harvard, Caltech o Princeton miente y os llevará al fracaso. Pero, con vuestro esfuerzo y la ayuda profesional adecuada, es perfectamente posible. Desde 2008, promoción tras promoción, recorremos ese mismo camino con 48 familias anualmente y conseguimos las mejores admisiones para nuestros alumnos. Tal vez en unos cuantos semestres, vuestr@ hij@ esté ya eligiendo habitación en el campus de Yale, MIT o Columbia, agradeciendo aquel esfuerzo extraordinario que hicimos conjuntamente. Como siempre decimos, esa es sin ninguna duda la mejor herencia que les podréis dejar a vuestr@s hij@s.

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